Empecé a elaborar estos panecillos a la vuelta de uno de nuestros viajes a Escocia, fue allí donde los descubrí, incluso me traje un pequeño libro de cocina que durante años conservé como un tesoro y del que hice muchas recetas deliciosas. En la última mudanza que tuvimos desapareció como por arte de magia y nunca más lo volví a ver, por suerte recordaba ligeramente la receta que tanto hacía de mis adorados scones y, con algunos cambios, finalmente conseguí hacer mi propia versión.
Esta receta que os traigo hoy es mi receta base, y es perfecta tanto para añadirle fruta a la masa, como para hacerlos sin ningún tipo de añadido, por sí sola es deliciosa. Si sois como yo y os gustan con fruta fresca, pasas, frutos secos o incluso chispas de chocolate, no lo dudéis, haced volad vuestra imaginación, porque admiten muchas variantes.
Estos panecillos originarios de Escocia son uno de los grandes clásicos de la repostería del Reino Unido. Especialmente populares a la hora del té, una de las costumbres británicas más conocidas, donde entre té, galletas y pasteles varios, los scones tienen un protagonismo especial.
Según cuenta la historia fue en el siglo XIX cuando la Duquesa de Bedford solicitó a sus sirvientes que le preparasen un té con algunos panes dulces, entre los que se encontraban los scones. Tanto le gustó estos panecillos que cada tarde les eran servidos en el tradicional Afternoon Tea Time, donde los acompañaban con el tradicional clotted cream y mermeladas.
Normalmente tienen forma redonda, pero también se pueden elaborar en triángulos, donde en su origen eran conocidos como Bannock.
Se suelen servir templados, abiertos por la mitad y acompañados con clotted cream o nata montada y mermelada.
Existen muchas variantes a la hora de elaborar estos panecillos, así como de rellenos posibles, donde los más populares son con pasas, arándanos o cualquier otra fruta ácida. También existe la versión salada, la cual adoro y hago frecuentemente, ya que al igual que las dulces, son muy versátiles.
Son unos panecillos fáciles de elaborar y lo mejor de todo es que se hacen en muy poco tiempo y con ingredientes que solemos tener normalmente en casa. Si tienes antojo de dulce, o cualquier imprevisto y no sabes que preparar en una merienda inesperada, no lo dudes, apuesta por unos scones, son deliciosos y quedarás genial. Ahora eso sí, sírvelos tibios que es como están ricos y esponjosos.
Os dejo con esta deliciosa receta, aunque os advierto desde ya que tienen su peligro, ya que, una vez pruebas uno, no puedes parar!
Receta de Scones de frambuesas y glaseado de limón
para 8 scones
300 g de harina
60 g de azúcar
2 cdtas. de levadura en polvo
1/2 cdta. de sal
85 g de mantequilla fría
1 huevo + 1 huevo para pincelar la masa
200 ml. de nata líquida 35% MG
1 cdta. de vainilla en pasta
150 g de frambuesas
Para el glaseado de limón
100 g de azúcar glass
15 ml de zumo de limón
5 ml. de leche
Precalentamos el horno a 185º.
Comenzamos preparando los ingredientes húmedos, para ello ponemos en un bol la nata liquida, el huevo batido y la vainilla en pasta, batimos ligeramente hasta conseguir una mezcla uniforme.
En un bol ponemos los ingredientes secos, harina, azúcar, levadura en polvo y sal, mezclamos hasta integrar. Seguidamente añadimos la mantequilla muy fría cortada en dados pequeños e integramos con la ayuda de los dedos hasta que nuestra masa comience a formar pequeñas migas
En el bol donde tenemos los ingredientes secos hacemos un hueco en el centro y depositamos la masa líquida, la integramos suavemente con cuidado, no hay que batirlo en exceso, solo lo justo para que queden integradas ambas mezclas, ya que si lo mezclamos en exceso la masa no quedará en exceso.
Seguidamente añadimos la frambuesa, lo volvemos a integrar con cuidado.
Enharinamos nuestra mesa de trabajo, y depositamos la masa sobre ella, formamos un círculo aplanando la masa con las manos de unos 15 cm de diámetro y 2 cm de altura. No tenemos que aplastar nuestra masa en exceso, solo lo justo para dar la forma al círculo. Lo cortamos en triángulos y los pincelamos con un huevo batido.
Lo pasamos a la bandeja donde los vayamos a hornear, manteniendo una separación entre ellos de unos 5 cm aproximadamente y lo horneamos durante 20 minutos o hasta que estos adquieran un bonito tono dorado.
Los sacamos del horno y los ponemos sobre una rejilla mientras preparamos el glaseado.
Para ello, ponemos en un bol el azúcar, la leche y el zumo de limón, lo batimos todo bien hasta que nos quede una masa sin grumos y ligeramente líquida.
Añadimos el glaseado a nuestros scones y los servimos tibios.
Los vi triangulares en EEUU y me encantaron. Nunca antes había visto los scones triangulares, siempre redondos.
Esta receta tuya tiene una pinta increíble, intentaré hacerlos y ya te cuento. Gracias!
Silvia que delicia!!! La receta es casi igual que la que hago en casa y que aprendí a preparar durante los años que pasé en Escocia mientras estudiaba allí en la Universidad. Mis compis de piso y yo no perdonábamos los scones para desayunar los domingos!! Estos tuyos con frambuesas, pintan increíbles!!!
Un besazo guapa!
Que estupenda receta. Hace tiempo que oigo hablar de ellos y ahora si que estoy decidida a probarlos!!
Interesante la información sobre ellos, siempre esta bien aprender estas cosas 🙂
Un beso
Joooo, ya los hemos hecho dos veces, una con frambuesas, y otra con mango. Cierto es que el mango suelta más jugo, y por lo tanto hay que añadir un poco más de harina que el original, sin embargo en ningún de los dos casos nos ha quedado una masa que sea para amasar. Nos ha quedado muy liquida, para echar con cuchara, o con la mano, pero en ningún caso para cortar con cuchillo antes de hornear… no sé que nos pasa… pero siempre hay que añadir más harina, mucha más harina.. unos 300gr más…. en algo la liamos…
Pero que pinta tan buena tienen. Yo los acabo de hacer siguiendo tu de receta. Están buenísimos. Muchas gracias por la receta. Dónde te puedo mandar una foto de mis Scons? Un abrazo.